Por Alfredo Guzmán

• ¿Gobiernos bajo presión?

• ¿Gobiernos bajo presión?
Periodismo
Diciembre 09, 2015 10:08 hrs.
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El simple hecho de ser el nuevo administrador de los sueños y las esperanzas de la gente y ser gobierno de un estado como el de Guerrero, ya lleva implícita una presión de suyo. La primera presión que tiene todo gobierno que empieza, se relaciona con la búsqueda de resultados positivos. La otra, es empezar bien y acabar bien. Y la tercera, tiene que ver con desarrollar un proyecto, fincarlo entre la sociedad y lograr los principales objetivos, para poder soñar con repetir.
Se dice simple, pero es muy complejo. Porque en el inter de estas simplezas, se entrecruzan intereses diversos. El principal interés de que las cosas no salgan bien, deriva de sus contrincantes políticos, que perdieron la contienda electoral. La candidata derrotada y su frustración, quien es acompañada en ocasiones por el equipo perdedor, estarán atentos a lo que ocurra y sin medir, ni mediar autocrítica, observarán que nada de lo que haga el nuevo gobierno es positivo, ni ayuda a hacer lo que en este caso, ellos no pudieron hacer. Pero se dedicarán a criticar, al fin y al cabo, se vale.
Otros, son los rezagos. La falta de presupuesto y la condición de encontrarse con la casa tirada. Los controles sociales, dislocados. Y un fenómeno nuevo que llegó o al menos quedó expuesto y que se relaciona con las bandas de la delincuencia organizada, desatados. En otro momento el Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuando fue gobierno, los tenía controlados, o al menos la negociación se hacía con cabezas de poder. Hoy, al Partido de la Revolución Democrática (PRD) le crecieron los enanos y ahora con nuevo actor en el gobierno estatal, éste tiene que ver cómo lo va a resolver, pues los perredistas, ya se fueron hasta con el perico.
Evidentemente que los que reclaman espacios de poder al Estado, lo hacen con violencia. Pues no conocen otra. Reclaman nóminas, contratos de obras, porcentajes de las mismas o control de ellas. Se van sobre una parte de los impuestos, del agua potable, de los servicios, de la policía estatal y municipal y del tránsito, para poner peones o persona afín, que les informe lo que ocurre ahí.
Dependerá del poder que tenga cada municipio o estado, para poder acotar su función y controlar varios procesos, hasta electorales. El propósito de la presión es controlar a las personas, para que las instituciones les reditúen ganancias financieras. No les importa el control político. Eso lo tienen con los ediles, a los que posiblemente financiaron sus campañas.
Por eso la violencia contra el gobierno municipal de Acapulco, Pungarabato, entre otros menos visibles y contra el gobierno estatal. La muerte, ataques y amenazas contra funcionarios, no tiene otro propósito que presionar a los gobiernos, municipales y estatales.
Porque al menos, se entiende que Evodio Velázquez Aguirre y el mismo gobernador del estado Héctor Astudillo Flores y varios de sus funcionarios, han rechazado la presión y están afectando en parte, esos intereses y otros, al no hacer caso a los mensajes de fuerza.
La situación es compleja y la presión y sus resultados dependerán de la actuación de la fuerza federal. Y la coordinación que puedan establecer y definir el gobierno estatal y los municipios, de manera ordenada. Solos, no podrán, hacer nada. Pero en este brete, también participan e influyen los partidos políticos, porque si se hunde la nave, se hunden todos. Luego entonces, si la ex candidata, se queda como francotiradora y sigue gastando su imagen de poder que tenía el PRD en el pasado reciente, jamás podrán recuperar el espacio perdido. Porque la gente entiende que a toro pasado, la crítica es perversidad.
Lo deseable es que zapatero a tus zapatos. Si la delincuencia organizada, se dedica a su negocio de las drogas y controla a sus auxiliares, podrán seguir con su negocio. Pero si invaden esferas delictivas, calentarán la plaza más de lo que ya está, y la persecución y un ambiente, complicado, para poder hacer lo que hacen. Será muy complejo.
El ambiente ya de por sí, está descompuesto. ¿Será necesario descomponerlo más? No sé. Pero a nadie le conviene. Esperemos que haya mejores condiciones para la sobrevivencia social. Vamos a esperar. Y culpar mediáticamente a Evodio o a Astudillo o a los ediles, que no sienten lo duro, sino lo tupido es ocioso, pero permite al morbo, identificar a medios informativos quienes en muchos casos en el pasado festejaron al poder y ahora lo presionan, también para doblegarlo o al menos, arrancarle migajas. Triste, pero real. Actúan igual o peor.

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