De mal en peor, el edil de Chilpancingo

Pasivo e indolente, el edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, comenzó su trienio aplicando un estilo populista de entender el ejercicio del poder: se metió con botas de hule a las aguas pestilentes del río Huacapa –que ningún gobernante ha querido rescatar ni sanear- para supervisar algunos desazolves, pero sin que eso impactara realmente en la promoción de su imagen ni en la percepción pública en el sentido de que está haciendo bien las cosas; pintó líneas en carreteras como si con ello pretendiera vender una imagen de humildad ante sus gobernados, y finalmente y con machete en mano, le dio por desbrozar algunos lugares que la Dirección de Servicios Públicos Municipales ha mantenido deliberadamente, en el abandono. Y ese es justamente el punto: la capital parece abandonada. En todos los órdenes. Como si no existiera la autoridad. Es cuestión de asomarse a la circunstancia para entender la apatía de un edil adormecido e incluso, autoritario.
EL NO PUEDO DE LEYVA MENA.- Sin admitirlo abiertamente, está claro que el edil priísta de la capital, no puede con la enorme responsabilidad de gobernar el municipio político de la entidad. Y se mide de variadas y adversas formas: 1.- En tan solo un día –el pasado miércoles- ocurrieron cuatro ejecuciones a plena luz del día. Tres de ellas, de choferes del servicio público. En ese clima de inseguridad, el alcalde no se involucra. E incluso, lo justifica bajo el argumento de que tiene operando solo 200 policías municipales. No hay presupuesto para más. Pero se muestra impertérrito e impasible para tender acuerdos con el Estado y la Federación, a fin de revertir ese cruento estado de cosas. Lo peor estaría por venir al arrancar la tradicional Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo. Porque el edil carece y se niega sistemáticamente, a la aplicación de una estrategia rentable en la materia. Y así, resulta obvio que el delito ampliará sus canchas para seguirle ganando la batalla a un alcalde que sencilla y llanamente, no reacciona. 2.- La obra pública está parada. El edil comenzó rellenando algunos baches. Pero selectivamente. Nada más en algunas calles. Las principales que accesan al centro de la ciudad, están para llorar. El paso a desnivel –uno de los atractivos urbanos de la capital-, lleno de hoyancos. Trasciende sin embargo, que el edil comenzó a remodelar la casa de sus padres, allá por la colonia Burócratas, en la calle Pleasant Hill. Y para que nada se vea de esos trabajos de albañilería, los rodeó con tablones. De esta forma y de seguir gobernando así, Leyva Mena sienta las bases para que el PRI pierda por primera vez en su historia, la alcaldía de Chilpancingo en la elección federal de julio de 2018. Y si no, al tiempo. 3.- En el plano político, su estilo impositivo y autoritario no le ayuda en nada. Primero, les quiso aplicar a todos los trabajadores del ayuntamiento, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) sobre su aguinaldo. Con ello, le dio alas a su ex adversario por la alcaldía, el perredista Antonio Gaspar Beltrán. Y producto de esos desencuentros laborales, un grupo de trabajadores de Capach, terminó tomándole el palacio municipal ayer jueves. En demanda justamente, del pago del bono navideño, la entrega de su aguinaldo completo y el respeto a sus conquistas laborales. Eso no es todo. Leyva Mena se peleó muy temprano con tres de los cuatros regidores del PRD, a quienes ignora y ha excluido de las sesiones de cabildo. Y todo con el fin de ocultarles información relacionada con los cobros de impuestos. Pero el alcalde califica las denuncias de los perredistas, como “grillas”. Es decir, lejos de tender puentes de entendimiento a fin de llevar la fiesta en paz con ellos, le echa más fuego al pasto seco. Y eso denota una percepción fallida de entender el ejercicio del poder. Ausencia de olfato político. Leyva Mena va en picada.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Como si se tratara de mensajes cifrados de la delincuencia organizada, las ejecuciones y atentados crecieron drásticamente, durante la visita de tres días por la entidad, del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Es una forma de refrendarle que la estrategia de seguridad federal en Guerrero, simplemente no sirve.