DESPEJAR

En el PRI ya encendieron los focos rojos. Encuestas que no son publicadas precisamente porque no son ventajosas, demuestran que el PRI y el PRD siguen prácticamente empatados, distanciado Héctor Astudillo entre 2 y 4 puntos porcentuales de Beatriz Mojica Morga, a lo sumo. Luis Walton sigue en un lejano tercer lugar, a pesar de que viene cosechando las defecciones del PRD y muchos disidentes se le han sumado. En el cuarto sitio se vislumbra Jorge Camacho Peñaloza, del PAN.
En la rebatinga por las presidencias municipales, Walton recibirá otro baño de agua, pero no lo suficiente para remontar al segundo lugar siquiera, y mucho menos para ser el puntero de la elección.
De acuerdo con las últimas encuestas filtradas esta semana, por partido, hay apenas dos puntos de diferencia entre el PRI y el PRD, con 28 y 26 puntos porcentuales. El Partido Movimiento Ciudadano viene atrás, con 15 por ciento de la intención de voto.
Si alguno dudaba de que la crisis de los partidos políticos es profunda, ahí tenemos. No es profunda, es hondísima, inexorable. No sabemos cómo los partidos políticos revertirán esta debacle, que los ha llevado a perder un filón importante de su voto duro, aquel con el que antes ganaban elecciones con la mano en la cintura, mientras abajo, en la escala de la pirámide electoral se conformaba con lo poco que iba consiguiendo.
Pero si pensábamos que es real esa mentira de que ahora la gente vota por el mono, no por el partido, pues también la realidad nos está pegando en el rostro. Según las encuestas divulgadas por medios estatales, que también coinciden con las del Cisen, pues los candidatos como personas tampoco levantan y el esquema se mantiene o incluso se agudiza el problema.
En el sondeo del Cisen, aplicado en marzo pasado, Héctor Astudillo aparece con 24 puntos; Beatriz Mojica con 21; Luis Walton con 15 y el de Acción Nacional con 11. Del resto de los candidatos quien más destaca es Pablo Amilcar Sandoval, con un 8% y los demás pelean el sótano con entre tres y cero puntos.
No sabemos si este tablero se ha modificado en el último mes, a raíz sobre todo del inicio de las campañas para diputados locales y federales.
Pero hay algo que nos revela entre líneas que algo anda tan mal, tan mal, que el candidato del PRI tuvo que abandonar su discurso pacifista para ir sobre la yugular de Beatriz Mojica Morga. ¿Por qué a ella, si se supone que ya fue desbancada por Luis Walton Aburto? Beatriz dijo que nadie le pega al que va abajo, y tiene razón. Si ella estuviera ya en el tercer sitio, dejaría de ser en automático un peligro para el PRI, y el que pasaría a ser blanco de críticas y ataques sería Walton.
Pero si nos fijamos, tanto el PRI como el MC tienen a Beatriz Mojica en la mira; el primero para despegársele un poco, y el segundo para hacerla retroceder.
Sin embargo, más allá de esos detalles que no dejan de ser abrumadores, está la reflexión de la debacle política. Asumimos que no sólo en Guerrero sucede esto, sino que la crisis está reflejándose a nivel nacional.
A pesar de eso, la clase política no da visos de cambio, sino que sigue enfrascada en una grotesca reyerta por el poder, mientras que, abajo, las bases observan impávidas posturas comodinas de sus dirigentes y líderes.
En este contexto, mientras que los partidos se disputan los despojos de lo que queda del sistema político y de la endeble democracia, el colchón de los indecisos aumenta. En Guerrero, más de 60 por ciento de los ciudadanos en edad de votar afirman que no acudirán a las urnas. Así que cualquiera que resulte ganador el 7 de junio, será legalmente el gobernador, pero no tendrá legitimidad, pues habrá sido votado por la minoría.
Héctor Astudillo sabe de eso. De ahí que siempre esté diciendo que quiere ganar con amplio margen. Y Luis Walton comenzó esta semana a promover el voto, sea por quien sea, dice, pero que voten.