Rodolfo Villarreal Ríos

El hombre en la perspectiva de Carlos Alberto Madrazo becerra / I de II

El hombre en la perspectiva  de Carlos Alberto Madrazo becerra /  I de II
Periodismo
Diciembre 22, 2015 07:29 hrs.
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Por estas fechas, cuando todos andamos entretenidos en buscar menesteres más placenteros, usualmente tratamos de evocar en este espacio alguna reflexión de los filósofos de hace muchísimas centurias. En ese contexto, leíamos “Discusiones Tusculanas” de Cicerón, cuando volteamos hacia la izquierda y, en la parte media de los libreros, observamos una serie de carpetas que llamaron nuestra atención. Fuimos a revisarlas y al abrirlas encontramos que contenían varios documentos que forman parte del archivo que nos dejara nuestro padre, Don Rafael Villarreal Martínez. Al empezar a hojear aquello, un par de impresos despertaron nuestra curiosidad. Uno, era la entrevista inédita que le realizara Enrique Hernández Pavón a Madrazo justo 35 días antes de que este falleciera el miércoles 4 de junio de 1969. El otro, eran cuatro páginas en la primera de las cuales se lee en el titular “El Hombre,” y al final de la última Carlos A. Madrazo. Después de revisarlas, sin conocer cuando fueron escritas o en donde se pronunciaron, decidimos que por esta vez íbamos a romper una regla primaria de todo historiador y procederíamos a reproducir aquello ya que vale la pena repasar el contenido. Antes de proceder, permítanos realizar un breve bosquejo sobre el ciudadano en cuestión.

Nuestras simpatías por el personaje no son de aquellas que nos hagan sentir arrobados. Sin embargo, eso lo hacemos a un lado para reconocer que fue un líder político singular. En su juventud formó parte de las “camisas rojas” de Tomas Garrido Canabal, mas tarde fue líder estudiantil en la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente secretario particular del presidente nacional del PRI. Subsiguientemente, siendo diputado, fue victima de una celada en donde lo inmiscuyeron con un trafique de braceros y fue a parar a la cárcel. Con el tiempo, se convertiría en socio de los productores de garbanzo de Sinaloa. Años después, gobernaría, sus paisanos dicen que muy bien, Tabasco. En diciembre de 1964, se convierte en presidente nacional del PRI y emprende una campaña para democratizarlo. Son notables sus enfrentamientos con el entonces líder de la Cámara de Diputados, Alfonso Martínez Domínguez quien pretendía impulsar la reelección de dichos legisladores por periodos consecutivos algo a lo cual Madrazo se opuso. Al calce, cabe apuntar cuan adelantado nos salió el neolonés. Asimismo, sostuvo un encontronazo con el gobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis cuando este decidió imponer candidatos a las presidencias municipales vía un proceso a la antigüita. Finalmente, en noviembre de 1965, Madrazo renunciaría al PRI para convertirse en un opositor al sistema. La figura del tabasqueño crecía y algunos lo acusaron de ser una de las manos que movía a los estudiantes en 1968, algo que se vuelve confuso pues entre los verdaderos patrocinadores de tal asonada estaba uno de aquellos con quien se había enfrentado. Cuando parecía que Madrazo se enfilaba hacia una candidatura presidencial fuera del sistema, se apareció el Pico del Fraile y hasta la fecha, a pesar de un sinfín de versiones, no hay evidencia objetiva que explique la forma en que la sonoridad de la voz del “Ciclón del Sureste” se apagó y no queda sino repasar lo que permanece escrito, en este caso su reflexión sobre “El Hombre.”

Al iniciar, el tabasqueño apuntaba que desde su perspectiva “en la vida hay solo dos clases de hombres, los que tienen carácter y los que no lo tienen. Los que nacieron para pelear en la vida y los que están vencidos por ellos mismos. Los que tienen en el alma anhelo de espacio y los que se sienten a gusto con lo inerme. Los que sienten el ímpetu de servir a su tiempo y los que son sordos a la llamada del destino. Dos clases de hombres nada más: los que prefieren morir de pie antes que perder su honor y los que sumidos en la aflicción se acomodan a vivir de rodillas en una lucrativa pero vergonzosa y cobarde sumisión. Los que entregan por entero a un título y los que medran a la sombra de una doctrina que ni ellos mismos son capaces de defender; los que no se rebajan mintiendo y los profesionales de la simulación, que gustan de presentar lo que no existe; los que se han levantado a pulso peleando con sus propias fuerzas y los que están esperando que la casualidad les regale todo.” En ese contexto, opinaba sobre la dimensión del individuo.

Para Madrazo Becerra, “toda grandeza no se enseña, ni se adquiere al hacer alarde de su posición o de su empleo. Es advertir que no está sobre él. No es grande el que nace en cuna de oro, sino el que sirve a su tiempo y tiene la fortuna de imprimirle su huella. No existe mejor señorío que el de sí mismo. Nadie podrá nunca definir el secreto apasionante de la personalidad. La personalidad no se adquiere con nombramientos, ni sus blasones se compran como títulos de nobleza. Ella encarna solo en los elegidos, en los que iluminan a su paso, en los que enseñan algo y son poseedores de un mensaje. Hay personas a quienes sientan bien los defectos y otras que resultan insoportables con sus buenas cualidades. Hombre sin ningún defecto, sería un milagro; sin ninguna virtud, sería un monstruo. El hombre que tiene personalidad pertenece a todos, pero no se parece a nadie. Pertenece a la humanidad para lo sublime; es parte de la cantera de su escala pero con veta, Hay hombres con los que se vive siempre y no se les conoce el alma. Su alma, es alma cerrada, hermética, huraña, esquiva a toda mirada interior y hay hombres a los que basta ver un instante para sentirse atraído por ellos con el grato e indefinible recuerdo de vieja amistad, como si siempre se hubiese convivido con ellos con el presentimiento de destinos comunes.” Pero ello no es suficiente, hay que actuar.

El político tabasqueño incitaba a la acción ya que “nadie será juzgado nunca por sus pensamientos secretos, por sus anhelos y por sus ilusiones, sino por aquello que llevó a cabo. La vida está hecha para obrar y es tan corta que si nos obstinamos en razonar demasiado cada uno de nuestros pasos, corremos el riesgo de quedar inmóviles. La vida es acción. Quien no actúa es como si hubiera nacido muerto. Trascurre por su época como sombra de una sombra. No es ascender cuando no se ama la luz. El reptil repugna a la cima que es meta reservada al impulso divino de las alas. Es preciso buscar la paz en la acción generosa. Proyectarse, dando de sí el máximo rendimiento. Adoptar, ajustándola a una inmaculada conducta moral, la fórmula de Aquiles para evitar lo perecedero, consistente en que no vale la pena una vida sin contenido. Raudo pasa el tiempo. Fugaz es la vida del hombre y la posibilidad de realizarse trasmutando la intención en obra perdurable. Por eso no hay que dejarse engañar por la aparente duración de la hora aplazando para la próxima lo que debe de hacerse en el instante preciso.” Sin olvidar que en ese andar se requiere salvar obstáculos.

De acuerdo a la perspectiva de Madrazo, “el ideal no puede conculcarse a ningún precio, hay veces que es mejor ser engañado que engañador. Cada uno carga su cruz y paga el precio de su propia entrega. No siempre se llega a puerto con el alma intacta, hay veces que en el camino, entre desilusiones y desengaños, se queda una parte de uno mismo. Yo estimo a los hombres que saben el riesgo de vivir y lo corren con dignidad, sin arredrarse. Estimo a los hombres que se han hecho a pulso en el combate diario, arrollados por la tormenta de la vida; y palpando el bien y el mal, han escogido el camino justo.” En ese andar, es necesario dejar a un lado la auto infatuación, ya que “el ‘yoismo’ es el culto de los tontos que en algo han de entretenerse. El ‘yoismo termina donde comenzó, en el ridículo.” Recordemos que “en la rueda de la vida, el hombre puede ganar o perder. Bajar a los infiernos o subir a los cielos. Sufrir catástrofes o desafiar tempestades. Y seguirá siendo hombre, a condición de que conserve el temple, el carácter, el principio; porque lo ha perdido todo si pierde la dignidad y con ello, la voluntad de vencer.” Aun cuando este hecho por sí mismo no es suficiente.

Al respecto, el político que sacudió al PRI escribió: “Es indudable que la felicidad no puede decretarse, ella se logra con un conjunto de esfuerzos y de prevenciones y el resultado será siempre incierto y transitorio porque el medio de la historia es la insatisfacción, el avance continuo, la prisa que no tiene fin. Rico sin orgullo y pobre sin abatimiento, debe ser una buena medida; y otra más, recordar que la multitud no ama el poder, sino ama la libertad. La acción debe de servir al destino. Se puede engañar a los demás por poco tiempo pero nadie puede engañarse a sí mismo. Si en algo precisa la mesura y el equilibrio, ese algo es el poder. El poder no es desbordamiento sino freno. Y nunca se es más fuerte que cuando se apoya al débil y se sirve a la verdad. El mayor problema del hombre es la búsqueda de sí mismo; su mayor éxito, encontrar el verdadero camino. Nunca el hombre permanece incólume bajo la experiencia del poder.” Y en ese contexto, es requerido reflexionar y aprender que “el tiempo borra pasiones y da a lo humano la proporción debida. Cuando pasan los años, muchas de las cosas por las que batallamos antes, nos parecen ridículas. Los valores de la experiencia constituyen una cualidad esencial del ser humano. Solemos decir que la madurez solo se alcanza cuando es factible aceptar aquello contra lo que se puede luchar, pero no debemos olvidar que el hombre superior busca celosamente el camino de la sabiduría y sabe distinguirlo cuando viene a su encuentro.” Una de las vías en donde la halla es aquella que algunos desprecian.

Es, apuntaba el ‘Ciclón del Sureste,’ “en la sencilla filosofía del pueblo, [donde] hemos aprendido verdades que es preciso no olvidar nunca: Hemos sabido que no hay que ser lago sino torrente porque el uno es poesía y el otro es acción. Nos ha enseñado a huir de quienes tienen almas enanas. Solo de los grandes se aprende porque ellos son los únicos que comparten su grandeza con la humanidad. Y hemos aprendido que lo importante no es la animosidad del enemigo; lo importante es lograr que, por el ejercicio de una conducta recta, el ataque no tenga razón. El hombre que se resuelve a ser distinto de los demás es posible que desafíe tempestades, pero si es hombre de bien, si es hombre cabal, saldrá adelante. Hay hombres que al verlos de lejos parecen grandes, pero al acercarlos disminuyen su tamaño; otros, por el contrario, se valorizan con la cercanía y a fuerza de ser humanos penetran hondamente en nuestras almas.”
Con lo anterior en mente, dejemos para la próxima semana la conclusión de estas reflexiones y dispongámonos a celebrar estos días de fiesta que nada tienen que ver con quienes se apoderaron del templo y hoy, cubiertos con piel de corderos, lo administran como si fuera un mercado. A usted y los suyos, lector amable, les deseamos una FELIZ NAVIDAD. vimarisch53@hotmail.com

Añadido: Hasta el momento no hemos escuchado que los guardianes sacrosantos en contra del dispendio y lo superfluo reclamen acerca de quien va a cubrir y de donde saldrán los recursos para solventar los gastos que habrá de generar la visita a México del ciudadano Jorge Mario Bergoglio Sivori. Por lo que se percibe, los eventos estarán bastante alejados de la modestia económica que, se dice, es ahora la divisa de la institución que comanda dicho personaje. Seguramente los vigilantes no se han percatado de ello y por esto no alzan la voz.

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