RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
De frente y de perfil
El inicio de los destapes priista muestra que fuertes nubarrones podrían descargar una feroz tormenta sobre el Partido Revolucionario Institucional si continúa por la misma línea en los destapes de sus candidatos a gobernadores.
Durango fue la entidad elegida por Manlio Fabio Beltrones para mostrar su personal estilo de seleccionar a los abanderados a gobernadores que tendrá su partido en los doce estados que van en paquete en la elección del año próximo.
Esteban Villegas Villarreal fue el elegido por la dirigencia priista, por encima de la senadora Leticia Herrera y otros aspirantes más, con los que apenas unos días antes, el dirigente nacional priista había sellado un pacto de unidad.
Durango es una entidad especial en la que los designios del gobernador parecen ser los adecuados y que ellos marcan línea a la dirigencia nacional del partido. Así sucedió con el actual gobernante Jorge Herrera Caldera, antiguo socio del despacho de Ismael Hernández Deras, el entonces gobernador.
Hace seis años, Hernández Deras apoyó abiertamente la nominación del entonces diputado federal Herrera Calderas, a quien llevó de la mano a la alcaldía capitalina y después al Congreso de la Unión.
En esta ocasión, Jorge Herrera hizo lo propio, paseó por la dirigencia estatal del PRI y la alcaldía de Durango a su favorito, el hoy candidato Esteban Villegas Villarreal.
Pero si al hoy senador Ismael Hernández las cosas le salieron bien, con todo y la insurrección de José Rosas Aispuro, Jorge Herrera no parece correr con la misma suerte.
Y es que el mismo Rosas Aispuro repetirá una alianza entre la izquierda y la derecha que se presenta con mayor fuerza que la anterior, ya que la viene preparando desde hace seis años.
A eso se le añade que la nominación de Villegas Villarreal fue una cubetada de agua fría sobre las aspiraciones de la senadora Leticia Herrera, la que recibió como compensación la nominación a la alcaldía de Gómez Palacios, la segunda ciudad en importancia en el estado, pero que no consideraba dentro de sus planes.
Herrera fue vetada por su tocayo de apellido el gobernador Jorge Herrera, quien mantiene diferencias con el padre de le legisladora el empresario Carlos Herrera, uno de los principales capitales de la entidad.
La nominación de Villegas Villarreal no cayó bien en el ánimo de los priistas duranguenses, donde persisten grandes diferencias entre los grupos.
El ex gobernador Ismael Hernández y el gobernador Jorge Herrera rompieron relaciones y aunque superaron las fricciones, mantienen una sana distancia. El empresario Carlos Herrera está muy alejado de los afectos del gobernador Jorge Herrera y para colmo de males, hay muchos priistas con presencia en la entidad que ya trabajan en favor del candidato opositor José Rosas Aispuro, consolidando las alianzas y desarrollando la estrategia de la campaña, con todo y que el senador Rosas no es todavía, oficialmente, el abanderado de esa gran coalición.
Durango es un estado en que el PRI no ha perdido jamás el gobierno, aunque si la capital del estado, hasta en tres ocasiones.
Son varias las entidades en las que el PRI se ve propenso a caer ante sus adversarios, entre las que destaca la mencionada Durango, pero la lección que arroja esta nominación es que la dirigencia partidista dejará actuar a los gobernadores de los estados que gobierna, para que sean ellos los que seleccionen a sus “delfines”, como sucedió en Durango.
Por eso, en Chihuahua se espera una decisión similar, aunque el gobernador César Duarte no las trae todas consigo.
Son una decena de aspirantes los que se mantienen en esa entidad norteña en pos de la nominación de su partido.
En una especie de rebelión, los priistas decidieron solicitar licencias a sus respectivos cargos, como forma de presión para que se tome la decisión correspondiente.
La senadora Lilia Merodio fue la primera en abrir el fuego de las licencias, le siguió su compañera de escaño Graciela Ortiz y alcaldes y demás suspirantes.
Sin embargo, en Chihuahua el gobernador César Horacio Duarte trae como carta marcada su preferencia por el alcalde Ciudad Juárez, Enrique serrano a quien impulsó a la nominación al Senado de la República como segunda fórmula, detrás del ex gobernador Patricio Martínez, aunque la dirigencia nacional del partido lo bajó en favor de la equidad de género que le permitió a Lilia Merodio alcanzar esa posición.
Chihuahua es una entidad que ya fue gobernada en una ocasión por Acción Nacional, partido que siempre ha contado con una fuerza local.
Con todo y ello, los priistas se encuentran bien posicionados como dan cuenta los más recientes resultados electorales, donde recuperaron desde hace algún tiempo el reducto panista de Ciudad Juárez y la capital del estado, ayuntamientos que han sido gobernados en diversas ocasiones por militantes del PAN.
El rompimiento entre algunos de los principales actores políticos del tricolor es uno de los graves riesgos que enfrenta el priismo. Héctor Murguía, dos veces alcalde de Ciudad Juárez, ex diputado federal y ex senador es el militante del PRI mejor ubicado, aunque sus negativos también son los más altos.
De seguir la tendencia mostrada en Durango, los priistas dejarían que el gobernador César Horacio Duarte ubique a su “delfín” Enrique Serrano como candidato, con todos los riesgos que ello implicaría.
Pero los panistas no se duermen en sus laureles y cuentan con una carta fuerte para competir. Se trata del diputado federal Juan Blanco Zaldívar, quien fue el único candidato ajeno al PRI que ganó un distrito federal (VI) en Chihuahua el pasado mes de junio, además de haber sido también alcalde de la capital del estado, por la vía del sufragio.
Chihuahua es uno de los estados con temperatura electoral más alta dentro de la militancia priista.
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