GUERRA SUCIA

Los procesos electorales mexicanos se han significado en los tiempos recientes por la recurrencia en el manejo de información privilegiada, usada como parte de una guerra de lodo en contra del adversario.

El manejo no es privativo del partido gobernante, ya que todos los partidos incurren en la misma práctica, unos más que otros, pero usando el desprestigio como divisa.

Se recurre a prestigiados personajes que cobran a manos llenas por crear una estrategia de lodo que salpique y hasta sepulte al adversario.

Una veces la estrategia funciona y otras no, pero los operadores de las mismas salen con las bolsas llenas y satisfechos del deber cumplido.

Como ejemplo de lo anterior se encuentra el impacto que tuvo en una, hasta entonces, exitosa campaña electoral del candidato del PRI al gobierno de Jalisco, Arturo Zamora Jiménez.

Un par de semanas antes de los comicios, donde los pronósticos y los sondeos le favorecían, el priista fue víctima de la guerra sucia emprendida desde un prestigiado diario de la capital del país, donde se advertía que la PGR se encontraba investigando posibles nexos con la delincuencia organizada.

Se hablaba que desde su despacho notarial, se mantenían nexos con algunos presuntos delincuentes y la figura de Zamora Jiménez se desplomó electoralmente.

Pocos días después de los comicios, salieron las autoridades a desmentir los señalamientos, pero ya nada se podía revertir en el caso de los votos y los priistas esperaron seis años más para recuperar esa plaza que hoy gobiernan y avistan que podrían perder en 2018.

Como ese hay otros ejemplos claros del impacto de la guerra sucia en contra de los candidatos a cargos de elección popular.

En el presente año, hay trece procesos electorales para elegir gobernadores en igual número de entidades del país. Son doce ordinarios y uno extraordinario.

Colima es el primero de los estados que irán a las urnas y los electores lo harán el próximo domingo, en unos comicios extraordinarios, necesarios al ser invalidados los desarrollados en junio pasado.

Incapaces de ganar las simpatías de los ciudadanos, los participantes en la competencia iniciaron el desarrollo de una guerra sucia, la que ha impactado más en el candidato del PAN, quien ha sido expuesto en su vida íntima.

Siendo un personaje desparpajado, el senador con licencia, Jorge Luis Preciado, no ha sido cuidadoso en su vida personal, por lo que ha sido sujeto de espionaje por parte de escuchas profesionales que han puesto al descubierto parte de su historia personal.

Una supuesta organización anónima se adjudica la filtración de diversas grabaciones, donde se exponen conversaciones privadas entre el entonces senador y su novia, una estudiante universitaria, mayor de edad con la que se involucró sentimentalmente.

Las conversaciones han sido difundidas por todas las redes sociales, mientras que el propio presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, recurre al señalamiento, sin personalizarlo hacia Preciado, pero dejando en claro que habla de él, que los colimenses no pueden ser gobernados por un borracho.

Tal vez Manlio olvida cuántos de los personajes que pasaron por altos cargos dentro de su partido tuvieron la dipsomanía como parte esencial de sus vidas, algunos de ellos hasta ostentaron el cargo de secretario de Gobernación o de Educación Pública y otros gobernaron sus respectivos estados.

Claro que se puede hablar de que eso fue en el pasado y ahora los tiempos no permiten que un alcohólico gobierne un estado del país u ocupe altos cargos públicos.

En el caso preciso de Colima, los ataques personales en contra de Jorge Luis Preciado dejan en claro el temor que inspira la eventual victoria del panista, en lo que sería la primera de las trece gubernaturas en juego.

Colima es el primero de los doce estados en los que habrán de enfrascarse los partidos contendientes en una ardua disputa por conseguir el respaldo de unos electores que se muestran cada vez más decepcionados de los partidos políticos y donde los llamados candidatos independientes podrían arrojar otras sorpresa como las producidas en los comicios de junio pasado.

Por supuesto que en cada uno de ellos habrá personajes más expuestos que otros para los que se arreciará la guerra sucia, la que ya asoma en algunos de esos estados.

Veracruz será uno de los principales focos de atención para esa anticipada guerra de lodo, donde calientan el brazo para sacar las mejores grabaciones y videos desde las filas del casi ya ratificado candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes, en contra del gobernador Javier Duarte de Ochoa y sus operadores y de su principal enemigo, el ex gobernador y ahora cónsul den Barcelona, Fidel Herrera Beltrán.

Se recuerda como hace seis años, se filtraron las conversaciones del entonces gobernador Herrera Beltrán y los calificativos hacia su “delfín” y ganador de la contienda electoral. También como se conocieron los métodos de operación que preparaban una elección de estado en los comicios del 2013, lo que llevó a la eliminación del principal aspirante a suceder a Duarte de Ochoa, Salvador Manzur.

Del lado del gobierno estatal ya se inició la ofensiva con las presuntas investigaciones en contra de los Yunes, padre e hijo (ambos Miguel Ángel), por enriquecimiento ilícito y otros delitos.

Una y otra vez han sido mostradas las mansiones y bienes con que cuenta la familia de Miguel Ángel Yunes Linares, incluidos sus hijos, uno alcalde de Boca del Río y el otro senador.

Otro contra el que ya se inició la guerra es contra el senador David Monreal, quien competirá con los colores de MORENA por el gobierno de Zacatecas y ya en el pasado reciente sintió el calor de las filtraciones y acusaciones sobre su persona.



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