Sergio Enrique Castro Peña
Plata Pura
Durante el mes de Octubre la atención de los medios de comunicación, en la esfera política, estuvo enfocada, principalmente en el desarrollo del proceso electoral y el resultado del mismo en el estado de Colima. Entre los conocidos ataques personales y tropelías a las que, por desgracia, nos tienen acostumbrados, se llegó al privilegio y única participación, otorgado al elector, emitir su voto. Una vez, realizado ese acto “republicano”, con el que se identifican las elecciones, se pasa a otro estadio, ajeno al ciudadano, salvo que es para nuestra defensa, de validad o rechazar (anular) las elecciones. Después, por la inconformidad ante las autoridades electorales del estado, por parte del PAN y el Partido Movimiento Ciudadano, por supuestas irregularidades en el manejo de los votos, se realizo una revisión y un nuevo recuento de voto por voto y casilla por casilla (en dos ocasiones), la diferencia final entre el partido ganador, el PRI, y sus contrincantes más cercanos fue de 503 votos, con lo cual el Tribunal Electoral del “Estado Libre y Soberano de Colima” validó y otorgó la constancia de gobernador electo al candidato del PRI y el PVEM, Ignacio Peralta. Pero ahí no paró todo.
El PAN y Movimiento Ciudadano, nuevamente se inconformaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el cual le dio paso a una denuncia, la cual consistía en una grabación en video, donde el secretario de desarrollo social de estado de Colima admitía ante el Congreso local que emitió órdenes para que se realizaran apoyos al candidato del PRI, a la candidatura al gobierno estatal. Como resultado de las pruebas presentadas, no votos, el TEPJF considero que eran suficientes para demostrar la injerencia de un funcionario y por lo tanto, era causal de nulidad de la elección. La resolución del TEPJF no fue unánime, de los seis magistrados que componen el tribunal, cuatro apoyaron anular la elección, mientras que dos votaron en contra.
Aparte de la no unanimidad del criterio del TEPJF, llama la atención los argumentos que se esgrimieron tanto del proyecto de nulidad de las elecciones, como los opositores de dicho proyecto. Con respecto a la argumentación de quienes apoyan el proyecto para la nulidad de las elecciones, sobresale la aceptación que no se pide “porque esté viciado el proceso en sí mismo. Los votos no tuvieron ninguna prueba de que hayan sido votos mal habidos”. “La nulidad se da por el solo hecho de haber intervenido los servidores públicos”. Además de quedar “demostrada la injerencia del gobernador al implementar un operativo a favor de un partido político”. “Tenemos la convicción de que la actuación incidió en el proceso electoral”.
Con respecto a la posición de los opositores al proyecto de nulidad de la elección, estos argumentaron que si bien “está probada la responsabilidad del secretario de desarrollo social en el sentido de haber dado instrucciones para intervenir en el proceso. Sin embargo, no está probado realmente que esos actos se hayan realizado. Se cometieron violaciones pero no de las características para declarar nula la elección”. Los nuevos comicios para elegir gobernador serán el 17 de Enero de 2016 y deberán ser organizados por el Instituto Nacional Electoral (INE). Ambas posturas coinciden en que los “votos emitidos, son válidos”, pero “en la validez de la elección, no”. La ley y las acciones de los partidos derrotados e inconformados, prevalecieron, los derechos del votante, no.
De igual manera, en el proceso de seleccionar al gobernador interino de Colima, en su intento de dar la impresión de controlar o por lo menos ser el fiel de la balanza, el presidente del PAN Ricardo Anaya al preguntársele su opinión sobre la terna presentada por el PRI, para seleccionar al gobernador interino, mostro la novatez, al señalar que el PAN o el Movimiento Ciudadano podrían presentar una terna alternativa. Con lo cual, mostraron que su afán de construir alianzas mediante acuerdos entre los diferentes partidos políticos, representan más la búsqueda de otros medios para obtener el poder que una expresión de la democracia.
Actualmente, el concepto del “hombre político”, está circunscrito al ámbito partidista, que lo aleja, paso por paso, del mercado político a la limitada esfera de la obtención del poder, relegando el valor del voto, la única intervención directa del ciudadano, al nivel de una mercancía, que es relegada una vez que concluye el proceso electoral o, que es puesto nuevamente en la arena política, en caso de repetirse esa elección.
Las leyes electorales, deben ser respetadas más por los mismos partidos políticos que por el ciudadano común. Por lo que, las violaciones realizadas por algún partido, o algún miembro prominente de ese partido (léase algún funcionario de un gobierno de ese partido) deben ser sancionadas y no hacer recaer en el votante las consecuencias de dicha violación. Sí el elector procedió legalmente de acuerdo al espacio que las leyes electorales lo circunscribe, sus “votos” y estos son legales, y sí el candidato ganador de la contienda, tampoco violo esas leyes, no deberían existir impedimento o leyes que castiguen al votante, con el falaz argumento de que se anula la elección por la “defensa y libertad del votante”. La ley debería sujetar y castigar a los que ejercen el poder (gobernantes, partidos políticos, movimientos, ONG, etc.), no al ciudadano común.
Por otro lado, la derecha reaccionaria con su eterno discurso, que resurge bajo nuevos ropajes, maximiza y circunscribe los defectos de una democracia, siempre en constante evolución, a los opositores de siempre, con los consabidos ropajes, pero con el rencor de siempre, acusándolos de ineficientes, comodinos, corruptibles o más bien de corruptos. Con ello, pretende utilizar la estrategia de esconder sus verdaderas intenciones y obscuro proceder. Buscar dialogar con dichas posturas, en aras de un avance democrático y un crecimiento económico y social sostenido, siempre ha sido, para los gobiernos priistas, una apuesta de antemano perdida, su objetivo, es eliminar, no negociar.
La inconclusa elección a gobernador en el estado de Colima, desde el inicio tenia gran importancia debido a que representa el punto primordial y de alguna manera preparatorio del comportamiento y el humor del electorado, con miras a la “madre de todas nuestras elecciones”, la presidencial. En Colima no se juega únicamente la gubernatura de ese estado, se encuentra en juego las estrategias de los partidos políticos y sus dirigentes. Está en juego, el posicionamiento y con ello el logro de una ventaja significativa, no determinante, en los equilibrios de poder. Sera esa elección el punto de partida del proceso electoral para gobernador en 12 Estados: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tlaxcala, Veracruz, Tamaulipas y Zacatecas. De los cuales, actualmente, nueve corresponden al PRI y los tres restantes a sujetos que pertenecieron al PRI y posteriormente contendieron o bajo una alianza PAN-PRD o por el PAN.
Cada una de las elecciones, por la situación política en que viven los partidos y sus dirigentes, constituye una prueba de fuego, en la cual no solamente está en juego la ideología su ideología, sino también, lo cual es más relevante, las estrategias electorales, sus alianzas y los criterios y métodos para seleccionar sus candidatos. No cabe duda que él dirigente del PRI, con sus nueve gubernaturas, enfrenta el mayor escollo, no digamos de aumentar el número, sino la de conservarlo. El presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, anteriormente presidio la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, precediéndole una fama de ser un excelente negociador, requisito indispensable para el trabajo que deberá realizar en acordar con las fuerzas locales de su partido, sobre la importancia que tienen para ganar las elecciones, la selección de los candidatos y la de realizar acuerdos electorales, aparte del PVEM, con otras fuerzas nacionales y locales. Así, como, las alianzas que se den en otros partidos y sus estrategias de campañas.
Por su parte, el presidente del PAN, Ricardo Anaya, con la fama de beligerante y “honesto”, que le han dado una aura de invencibilidad, ha estado cultivando entre las huestedes panistas, su más caro e íntimo anhelo, recuperar la presidencia del país para el PAN y ser el presidente de la República. Como estrategia de aumentar la presencia del PAN, con un mayor número de gobernadores, actualmente tiene uno, está seguro que la s en las elecciones en Colima obtendrá el triunfo, conservará Puebla y obtendrá la titularidad en otras entidades. Su estrategia a seguir, será la utilizada en la campaña de Colima. Ella cual consiste en la saturación política, de su tema favorito, la corrupción, como un medio de desincentivar la participación ciudadana y, con la repetición constante de la corrupción que supone, no demuestra, prevalece en sus contrincantes, hasta convertirlas, en el sub-consiente del elector, no solo en una verdad, también en una realidad. Las estrategias de Anaya en defensa de la legalidad, si bien es cierto, no son “necesariamente ilegales”, si rayan en lo ilegítimo.
Otra vía de ataque, lo constituye la supuesta inducción del voto o compra de votos, achacada al PRI, el enemigo a vencer, como una forma de intercambio por un bien dado, despensas y otras prebendas. Pero, de igual forma se tiene que demostrar, sin ningún asomo de duda, su existencia, porque tal acusación lleva implícito, no solo el nivel de pobreza que padece una gran parte de nuestra población, de la cual todos los partidos son corresponsables. En igual forma, se tendría que demostrar que por el solo hecho de ser pobre, una persona pierde su capacidad de pensar, decidir y se convierte un simple ente altamente manejable. Asimismo, tenemos la inducción del voto, por medio de la manipulación de los sentimientos primarios del elector, mediante el mensaje de que “si se otorga un voto a un corrupto, consecuentemente, por decir lo menos, en un cómplice y por lo tanto, también, en un corrupto”.
Por su parte, el PRD, con su nuevo presidente Agustín Basave Benítez, “partidario instantáneo”, que entre sus mejores cartas de presentación es haber sido “amigo” de Luis Donaldo Colosio y enlace con la cúpula empresarial regiomontana, tiene un camino largo por recorrer para demostrar-convencer que tiene la capacidad negociadora y de estratega que permitan al PRD recuperar el rumbo y su lugar como fuerza relevante en la esfera política nacional. De igual forma, se espera que las alianzas y su aura colosista, le sirvan como medios de contención del avance de MORENA y permitan abrir una brecha para impedir una posible gran alianza con Dante Delgado de Movimiento Ciudadano y el PAN con miras a los comicios, primero a gobernadores y posteriormente, a la presidencia de la República. La designación de Agustín Basave y sus relaciones con la derecha empresarial, hacen percibir, muy firmemente, la posibilidad de un “candidato independiente”, para los próximos comicios presidenciales.
Los escenarios para la carrera presidencial, están dados, los actores también, solo faltan que las circunstancias coyunturales o imprevistas no causen modificaciones inmanejables. A nosotros los simples mortales solo nos queda esperar a que humos de los “dioses”, no nos sean tan adversos, pocas veces podemos decir que nos han sido favorables. ¿Usted, qué piensa? sergiocastro6@yahoo.com
Añadido 1: Las dirigencias estatales del PAN y el PRD anunciaron en Veracruz una alianza para contender a la gubernatura de ese estado, avalados por la pureza de Yunez.
Añadido 2: El Sr. Agustín Basave dio su primera conferencia de prensa, entre lo más rescatable tenemos la alianza con el PAN para derrotar al PRI, no para obtener el poder, ni tampoco, eso lo omitió, detener la caída estrepitosa del PRD en las preferencias electorales. De igual forma, sobresalió, la consabida cantaleta de que el PRI, no solo es corrupto también es ineficiente. Del PAN, también dijo, que es un poco corrupto, del PRD, suponemos que solo es un poquito. Con respecto a MORENA y Movimiento Ciudadano, como ellos sí quieren el poder, ni el teléfono le contestan.