“La Reina del Pacífico”


Nació y creció entre contrabandistas, narcotraficantes y capos

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“La Reina del Pacífico”
Seguridad
Febrero 09, 2015 18:34 hrs.
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José Sánchez López/almomento.mx › todotexcoco.com

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***Sobrina de Félix Gallardo y Caro Quintero

***Belleza, gracia y altivez: sus armas en el mundo del narcotráfico

***El glamour, los reflectores y escaparates su talón de Aquiles

***Entre sus conquistas y amigos, “El Chapo” “El Mayo”, Nacho Coronel

***Cargaba un millón de dólares, “para gastos menores”

Vinculada al narcotráfico desde los noventas, viuda dos veces de comandantes federales ejecutados por la mafia; vuelta a casar con importante capo colombiano; sobrina de los mayores narcos mexicanos Miguel Angel Félix Gallardo y de Rafael Caro Quintero y amiga del “Chapo”, “El Mayo” y los Beltrán Leyva; Sandra Avila Beltrán, mejor conocida como “La Reyna del Pacífico” será liberada en breve, sin un solo cargo en contra que pudiera llevarla de nueva cuenta a prisión.

Sandra Avila Beltrán fue detenida el 28 de septiembre de 2007, hace siete años y cuatro meses, acusada por delitos contra la salud, delincuencia organizada y lavado de dinero, pero sólo pudieron consignarla por portación de arma de fuego.

En agosto de 2012, fue extraditada a los Estados Unidos para ser juzgada por tráfico de cocaína; un año después se declaró culpable en un tribunal de ese país por asistencia económica a un narco convicto, por lo que se le condenó a 70 meses de prisión.

Por el tiempo compurgado en nuestro país, un año después fue repatriada a México y le fue cumplimentada la orden de reaprehensión para continuar con el proceso penal dentro de la causa 46/2011, por lo que volvió a ser encarcelada en el Centro Federal de Readaptación Social en el estado de Nayarit.

Conforme a las leyes estadounidenses, se contemplaba una condena de 15 años o incluso hasta cadena perpetua, principalmente por narcotráfico, pero al confesarse culpable de haber brindado “asesoría” a su esposo, Juan Diego Espinoza Ramírez, alias “El Tigre”; uno de los jefes del Cártel del Norte del Valle de Colombia, considerado el principal enlace con el Cártel de Sinaloa de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, “La Reina del Pacífico” obtuvo una considerable reducción en su condena.

Con ello, Sandra Avila evitó ir a un juicio en el que hubiera tenido que enfrentar el cargo de asociación ilícita para importar y distribuir cocaína en Estados Unidos, lo que le hubiera significado una pena mucho mayor, incluida la cadena perpetua.

Personaje central del mundo de las drogas en México, no podía pasar desapercibida y como a todos los capos se le hizo su corrido.

Llegaron los invitados

A la fiesta de la sierra

Helicópteros privados

Y avionetas de primera

Era fiesta de alto rango

No podía llegar cualquiera,

Además era por aire

No podían llegar por tierra.

Sandra fue detenida el viernes 28 de septiembre de 2007, en el sur de la Ciudad de México, en compañía de su pareja, el colombiano Juan Diego, acusada de pretender trasladar a Estados Unidos más de nueve toneladas de clorhidrato de cocaína, droga de la más alta pureza, a bordo del buque Macel, decomisadas en 2002 en el puerto de Manzanillo, Colima.

Tras su captura, la PGR intentó fincarle varios cargos, todos ellos graves, pero solamente pudo acreditarle el de posesión de arma de fuego, por lo que un juez federal la condenó a poco más de un año de cárcel, sin embargo durante ese lapso Estados Unidos pidió su detención provisional con fines de extradición lo que originó otro proceso.

En los cinco años que permaneció presa en territorio nacional, la dependencia nunca pudo probarle sus vínculos con el capo Ismael “El Mayo” Zambada García y menos aún que hubiera recibido embarques de cocaína procedentes de Colombia para llevarlos al vecino país del norte, por lo que el Poder Judicial de la Federación terminó por exonerarla de esos cargos.

Durante ese periodo “La Reina del Pacífico” inició una batalla legal que se prolongó a lo largo de varios años, para evitar que fuera extraditada sin embargo un Tribunal Colegiado finalmente autorizó que fuera llevada a la Unión Americana, hecho que se concretó en agosto de 2012.

Los jefes de cada plaza

Ahí ya estaban reunidos

No podían fallarle al brother

Era muy grande el motivo

Festejaba su cumpleaños

En su ranchito escondido

Había gente poderosa

Del gobierno y fugitivos.

Ya en los Estados Unidos permaneció cautiva menos de un año y finalmente, como muchos otros narcos que aceptan confesarse culpables de cargos menores, llegó a un acuerdo, presumiblemente a cambio de información, y su condena le fue rebajada en un 80 por ciento para finalmente ser puesta en libertad y deportada a México.

¿QUIEN ES LA REINA?

“La Reina del Pacífico” nació el 11 de octubre de 1960, en Mexicali, Baja California, en el seno de una familia de contrabandistas y narcotraficantes y desde jovencita dio muestras de ser digna sucesora de la casta de narcotraficantes, incluso ya grande y estando tras las rejas, seguía siendo considerada como uno de los personajes más poderosos dentro del gang de las drogas, merced a sus vínculos familiares y amistosos con capos mexicanos y colombianos.

Es hija de María Luisa Beltrán Félix, prima de Miguel Angel Félix Gallardo, uno de los más poderosos narcotraficantes, fundador del Cártel de Guadalajara, donde comenzaron aquellos que se convertirían en grandes capos y de Alfonso Avila Quintero, primo de Rafael Caro Quintero, calificado como “El Narco de Narcos” en la década de los ochentas.

No obstante, su primer mote no fue el de “Reina”, sino el de “La Venada” impuesto por su tío, Miguel Angel Félix Gallardo, porque decía que sus ojos grandes y expresivos, así como lo elástico y ágil de sus movimientos la hacían parecer como “una venadita”.

Su infancia y su vida transcurrieron entre barones de la droga que con el paso del tiempo llegarían a ser verdaderos capos del narcotráfico. Aprendió a alternar lo mismo con famosos narcotraficantes que con policías corruptos, irónicamente encargados de combatir al narcotráfico aunque en realidad estaban bajo las órdenes de diferentes narcos.

Para desarrollar mejor sus ilícitas actividades, la seductora mujer utilizaba los alias de María Luisa Beltrán Avila, Sandra Avila López, Sandra Luz Arroyo Ochoa, Karla Orozco Lizárraga, Andrea Medina Reyes y el de María Avila Beltrán.

Uno de sus primeros novios formales, fue Fidel Morán Guevara, también comandante de la Policía Judicial Federal; era supervisor de un grupo de agentes antinarcóticos integrado por 150 elementos que, en teoría, estaban destinados a la destrucción de plantíos de drogas descubiertos en diferentes zonas del país, principalmente en el llamado “Triángulo Dorado”: Sinaloa, Durango y Chihuahua, con la mayor producción en mariguana y amapola.

Su primer marido, en 1986, fue José Luis Fuentes, comandante de la Policía Judicial Federal, quien le cambió el apodo por el de “Mi Reina”, ello por múltiples regalos en joyas, condominios, ropa y prendas de marca, adquiridas principalmente en Paris, Estados Unidos, Puerto Vallarta y otros centros turísticos, obsequios que, aseguraba, “son para mi reina”.

Con José Luis Fuentes, quien fuera ejecutado en Navolato, Sinaloa en un ajuste de cuentas, el mismo año del 1986, fue con quien procreó a su único hijo, Silvestre Luis Fuentes Avila, secuestrado en 2002 por un grupo antagónico al Cártel de Sinaloa y por el que tuvo que pagar millonario rescate. Una vez que logró recuperarlo con vida lo envió a estudiar al extranjero y desde entonces se desconoce su paradero.

Posteriormente, Sandra volvió a casarse con otro comandante federal, Rodolfo López Amavizca, que también operaba para una organización criminal y que también sería ejecutado por narcotraficantes rivales en un cuarto de hotel, en la ciudad de Hermosillo, Sonora.

En el 2005, uno de sus hermanos, llamado Alfonso, fue “levantado” junto con Ricardo Alcántara Martínez, cuyos cuerpos, torturados y con el tiro de gracia, fueron abandonados en un camino de terracería en Tlaquepaque, Jalisco.

Tras la muerte de López Amavizca, Sandra entabló relaciones con Juan Diego Espinoza Ramírez, alias “El Tigre”, enlace con el Cártel del Norte del Valle de Colombia, con el que formó pareja por tercera vez y con ello entró de lleno al primer nivel mundo de las drogas; fue cuando su remoquete cambió por el de “La Reina del Pacífico” que le valió le compusieran varios corridos, entre ellos el de “Fiesta en la Sierra”, éxito de Los Tucanes de Tijuana.

Sin embargo, su incursión a lo grande en el comercio de drogas no fue conocida de inmediato ni por las autoridades estadounidenses ni por las mexicanas; fue hasta fines de 1990 cuando por medio de agentes infiltrados comenzó a saberse de su dimensión dentro del mundo del narcotráfico, a nivel internacional. Fue cuando la PGR la incluyó en su galería de “Los Más Buscados”, en julio de 2003.

Todo mundo con pistola

Y con su cuerno de chivo,

Varios francotiradores

En el rancho repartidos

Protección al festejado

El pesado de la tribu.

No hace daño usar sombrero

Aunque haya sombra en los pinos.

Su círculo de amistades lo formaban Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, el desaparecido Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal; Ismael Zambada García, “El Mayo”, con quien, se dijo, llegó también a estar ligada sentimentalmente y los hermanos Arturo, Alfredo, Eduardo y Héctor Beltrán Leyva, que a la postre serían grandes jefes del narcotráfico en México y en el extranjero.

Todos ellos han caído, unos capturados por las Fuerzas Federales y otros abatidos al oponer resistencia; el último en ser detenido fue Héctor, alias “El H”, quien fue acérrimo rival del “Chapo” Guzmán con el que sostuvo una guerra sin cuartel con saldo de centenas de muertos de uno y otro bando.

Ahora, ambos están tras las rejas e, irónicamente, en el mismo penal de máxima seguridad, El Altiplano.

La fiesta estaba en su punto

Y la banda retumbaba,

Ya no esperaban a nadie

Todos en la fiesta estaban.

Cuando se escuchó el zumbido

Un boludo aterrizaba

Y el señor les dio la orden

De que nadie disparara.

En el corrido “La Reina de Reinas”, interpretado por Los Tigres del Norte la describen como una distinguida mujer de movimientos tranquilos pero provocativos, sensuales, con los que seduce y reta a la autoridad, mientras que en el cantar denominado “La Mafiosa”, “El Komander” la detalla como una dama elegante, distinguida, garbosa, altiva, de gustos finos y mucho valor.

Declaraciones de testigos bajo protección, revelaron que “para sus gastos menores”, Sandra Beltrán acostumbraba llevar en sus exclusivas bolsas Louis vuitton, no menos de un millón de dólares, por lo que se fuera a necesitar.

Asimismo, la trama de la telenovela “La Reina del Sur” protagonizada por Kate del Castillo, con el nombre de Teresa Mendoza, está basada en la novela del escritor español Arturo Pérez Reverte, quien se basó en hechos reales para describir el mundo del narcotráfico y no se descarta que el autor se haya inspirado en la vida de la famosa “Reina del Pacífico”.
Así, durante décadas, “La Reina” operó tranquilamente, sin problemas.

Su comportamiento siempre fue extremadamente cuidadoso para no involucrarse directamente con el narcotráfico. Nunca aceptó pagos en especie, es decir en droga, sólo recibía dinero que de inmediato era “blanqueado” mediante propiedades y negocios legales, como las estéticas “Electric Beach”, en las que incluso llegó a emplear a familiares de su pareja Juan Diego Espinoza.

Se baja una bella dama

Con cuerno y camuflageada,

De inmediato el festejado

Supo de quien se trataba

Era la famosa reina

Del pacifico y sus playas

Esa grande del negocio

Una dama muy pesada.

Bella, amable, amigable, coqueta, de buen gusto en el vestir con ropa de diseño, costosas bolsas y sus infaltables gafas grandes y oscuras, siempre sonriente, recibía en su casa las visitas de “El Mayo”, “El Nacho”, “El Barbas”, “Don Rafa” y de muchos otros capos más de diferentes organizaciones del narcotráfico.

Empero, la vanidad, el glamour, el derroche y el tren de vida de la señora Beltrán de Espinoza comenzaron a llamar poderosamente la atención de las autoridades mexicanas y estadounidenses y se le empezó a rastrear lo mismo en diversos estados de la República Mexicana que en el Distrito Federal y e3n la Unión Americana.

De esa manera, descubrieron que asistía con frecuencia al restaurante cantonés “Chez Wok”, enclavado en la zona exclusiva de Polanco, al sur de la Ciudad de México, a unas cuantas calles de donde se ubica la lujosa estética a la que acudía frecuentemente.

De manera cotidiana, se trasladaba en una camioneta blindada BMW o en un automóvil de la misma marca, así como en alguno de los dos Mercedes Benz. Cuando salía, 2 o 3 coches la seguían como escoltas y “muros”. Casi nunca se bajaba del auto, cambiaba repentinamente de ruta y para llegar al sitio al que se dirigía daba no menos de tres vueltas, hasta tener la certeza de que nadie la seguía”.

Fueron meses de vigilancia, seguimientos, investigaciones, labores de inteligencia, para que finalmente el 28 de septiembre de 2007, en un restaurante de la colonia San Jerónimo, al sur de la Ciudad de México, fuera detenida junto con su pareja sentimental Juan Diego Espinosa Ramírez, alias “El Tigre.

Se le capturó, se le arraigó, se le consignó y se le recluyó en la Penitenciaría Femenil de Santa Martha Acatitla y después en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) número cuatro, en Nayarit. Si bien ya estaba presa, jamás lo demostraba.

Su figura, su porte, sus movimientos y sus desplantes seguían siendo los de una reina.

Durante su proceso en México, se le aseguraron y se le devolvieron más de 200 propiedades en Hermosillo, Sonora, y en Guadalajara, Jalisco, así como autos de lujo.

En Estados Unidos perdió (por un tecnicismo) la devolución de un millón de dólares que el gobierno norteamericano le decomisó.

¿La causa? que no lo declarara al ingresar al vecino país.

El 9 de agosto de 2012, Sandra Avila fue extraditada a los Estados Unidos por delitos contra la salud. Un mes después, se declaró inocente de dos cargos por narcotráfico ante los tribunales en Miami y el 24 de abril de este año, se confesó culpable de un solo cargo, con lo que llegó a un acuerdo y le fue reducida significativamente su condena.

Ante la fiscalía, admitió ser culpable del delito de asistencia económica y asesoría a un narcotraficante convicto (a su pareja), razón por la cual logró la reducción de su sentencia y se le condenó a 70 meses de prisión. Dado el tiempo que permaneció presa en Estados Unidos, se consideró que ya había compurgado su pena y se decidió su repatriación a México.

Al filo del mediodía del martes 20 de ese mes, llegó “La Reina del Pacífico” a territorio mexicano, procedente de El Paso, Texas. En principio se rumoró que sería enviada al penal de Puente Grande, Jalisco, toda vez que su proceso está a cargo del Juez VII con sede en dicho estado.

Empero, cuatro horas después fue internada de nueva cuenta en el Centro Federal de Readaptación Social No. 4, conocido como El Rincón, en el estado de Nayarit, en base a una orden de aprehensión por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Las autoridades nunca expusieron los motivos legales por los que fue enviada a ese penal y no al Estatal Femenil de Jalisco, donde tiene su sede el Juzgado Séptimo de Distrito que libró una orden de aprehensión en su contra por operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Finalmente, luego de siete años y cuatro meses de prisión, “La Reina del Pacífico” será liberada de un momento a otro y de acuerdo al comunicado 033/15 de la Procuraduría General de la República, emitido el día de hoy, el fallo del Segundo Tribunal Unitario del Tercer Circuito que ordena su inmediata libertad, “es una resolución que no admite recurso alguno”.

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