Rodolfo Villarreal Ríos

Nuestro encuentro con el sur del mundo

Nuestro encuentro con el sur del mundo
Periodismo
Noviembre 14, 2015 05:48 hrs.
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Allá andábamos por los confines del sur del mundo en el Continente Americano al cual no es usual que volvamos la vista quienes vivimos al norte de él. Acudíamos al Congreso Mundial de Neurología en calidad de observadores-escuchas a lo que tenían que decir los expertos, los de verdad no los merolicos que abundan por aquí, acerca de los efectos que la contaminación atmosférica tiene sobre la salud de los humanos. No vaya usted a creer lector amable que de pronto vamos a tratar de presentarnos como expertos en el tema, nunca hemos creído que la cercanía con quien maneja un tema médico-científico específico pueda convertir a nadie en pontificador del mismo. Lo nuestro es más mundano. Y en ese contexto nos percatamos de cuan distantes aparecemos para los habitantes del extremo sur del mundo en nuestro continente, algo de lo cual no los culpamos, pues en igual forma los percibimos nosotros. Y aun cuando esto no suene políticamente correcto, creo que ambos tenemos razón en nuestra percepción. La lejanía geográfica, a querer o no, nos hace vivir realidades distintas a pesar de que nuestros problemas se parezcan y que podríamos, invocar demagógicamente el latino americanismo o cualquier otra cosa, pasando por el bolivarismo y su cuento de una América unida bajo un solo dirigente simpatizante, por supuesto, de Europa. En la realidad, no existe tal unidad, aun cuando, en cada país debemos de tomar una a una las personas y nada de establecer tasas rasas para calificar a tal o cual país. Comentaremos sobre como descubrimos la existencia de un par de países, Argentina y Chile. En esta colaboración dejaremos el primero para la próxima y nos ocuparemos de mencionar la experiencia reciente que este escribidor tuvo sobre la panorámica que se vive en Chile.
Para este aporreateclas de origen pueblerino, aun cuando los piel de cebolla se les erice el cabello porque utilizamos este calificativo, sus conocimientos primarios sobre la Republica de Chile se remontan a1962 cuando era un infante aficionado apasionado del panbol y daba seguimiento a las acciones del equipo representativo de México que competía en el mundial de lo que entonces era más deporte y menos espectáculo. Años después, ya más pulido, o menos en bruto, las referencias que hacia su maestro de literatura latinoamericana, José Belem Sandoval, sobre los poetas y escritores de nación andina lo llevaban a Gabriela Mistral, José Donoso y a Neftalí Ricardo Reyes Basoalto y Morales, a quien todos conocemos como Pablo Neruda. En los años del folklore latinoamericano, Violeta Parra y Víctor Jara fueron referencias musicales. Acerca de la política de esa nación, los nombres que leía eran los de Eduardo Nicanor Frei Montalva, Jorge Alessandrini Rodríguez y por supuesto Salvador Allende Gossens a quien se quedó con los deseos de observar-escuchar en vivo aquel 2 de diciembre de 1972 cuando pronunció, en la Universidad de Guadalajara, un discurso memorable para ser escuchado y analizado por todos, independientemente de que se esté o no de acuerdo con su filosofía política. Ese deseo frustrado fue originado por los directivos de la universidad de la cristiada, en donde estudiábamos, quienes buscaban mantener nuestra inocencia ideológica libre de pecado. Para ello, nos obligaron acudir ese día, era sábado, a recoger horarios de exámenes. Dado que para llegar al campus era necesario utilizar vehículo, y nosotros no poseíamos uno propio, era requerido utilizar el transporte público, cuyos servicios fueron convenientemente suspendidos apenas pasadas las nueve de la mañana para reanudarlo hasta en la tarde. Esto, como nos dijera hace unos días un amigo chileno, “fue un secuestro.” Posteriormente, a lo largo de la vida estudiantil y profesional fuimos cruzándonos con chilenos y con algunos de ellos entablamos amistad.
Con ese bagaje arribamos a Santiago, la capital, y encontramos una ciudad donde lo moderno y lo antiguo se dan espacio arquitectónico para convivir en armonía en medio de calles tradicionales y grandes avenidas plenas de vegetación, en donde el sol busca asomarse pletórico, pero que, como a tantas de ciudades de nuestro países, tiene que combatir con una contaminación atmosférica elevada. En ese contexto, tuvimos oportunidad de intercambiar puntos de vista con amigos de años atrás y con otras personas a quienes por primera ocasión veíamos. Uno de ellos, el medico neurólogo, Jorge Nogales-Gaete con quien charlamos por largo rato, nos realizó cuestionamientos diversos sobre México, su historia y presente, algo sobre lo cual usted lector amable conoce lo que opinamos al respecto. Pero ni modo que estando por aquellos lares, nos fuéramos a quedar con la curiosidad de conocer el sitio que fue nuestra primera referencia de ese país, Viña del Mar.
Allá fuimos guiados por nuestros amigos, la periodista y catedrática de la Pontificia Universidad Católica de Chile, María Elena Gronemeyer Forni, y el virtuoso de la música quien imparte sus conocimientos en la Universidad de Chile, Rolando Cori Traverso. Todo ello previa visita a Valparaíso, la población construida entre cerros empinados que exhibe como muestra de un pasado glorioso sus edificios que buscan, en algunos casos recuperar la grandeza o bien sobrevivir al paso del tiempo. En este poblado, se encuentra “La Sebastiana,” una de las tres casas en donde morara Pablo Neruda. El sitio es uno de esos en donde el visitante de pronto siente que el pasado esta más presente que nunca, mientras no termina de admirar la forma artística en que fueron acomodados los objetos diversos que fueron al encuentro del poeta como lo mencionan decía Neruda. Ahí trepados en lo que fuera el estudio del poeta, observábamos a través de un amplio ventanal, la bahía en donde ese día estaban anclados tres buques del Armada chilena. Y de ahí a disfrutar la comida exquisita, que nada tiene de decadente y más si se disfruta observando la belleza del mar que baña ese puerto.
Posteriormente, ya en Santiago, no quisimos dejar incompleta la visita y nos dirigimos al Palacio de La Moneda. Antes de entrar, en la plaza que se encuentra enfrente, nos topamos con la estatua de Salvador Allende aquel hombre quien fuera asesinado por las huestes de Augusto Pinochet. Al respecto, cabe apuntar que encontramos entre los chilenos un velo sobre todo lo acontecido entonces y los sucesos que vivieron a lo largo de la dictadura militar. Es una mezcla de vergüenza, apuesta al olvido y ver para adelante. Tal y como lo aprendimos de nuestra mayores, respetamos su postura y no insistimos en la indagatoria sobre la opinión que al respecto guardan los chilenos sobre aquellos años negros. Inclusive, cuando visitamos el Museo Nacional, cuyo edificio fue restaurado precisamente por Pinochet, el recuento histórico termina el 11 de septiembre de 1973 con una serie de reproducciones periodísticas sin que haya nada más. Y de ahí pasmos a las calles.
Mientras nos deteníamos por aquí y por allá nuestro acento delataba la extranjería. Al responder nuestro origen mexicano, el primer cuestionamiento era acerca de los acontecimientos de origen policiaco que han venido plagando al país. Y pues a tratar de explicar lo inexplicable con la poca información dura que al respecto tenemos. Entre la gente de a pie, nada saben de las reformas y todas las bondades que ellas traerán según nos dicen sus panegiristas, al parecer ese discurso, fuera de nuestras fronteras, solamente lo conocen los iniciados. Pero como el dialogo se da entre dos, y nosotros somos curiosos, pues quisimos enterarnos de como andaban las cosas allá desde de la perspectiva de ellos,
A botepronto, nos expresaron pesimismo por la situación económica. Los precios del cobre andan por los suelos y el gobierno enfrenta problemas económicos. En ese entorno, se suscitó una huelga, la cual duró 39 días, de los trabajadores del registro civil. El motivo fue la promesa de otorgarles un bono, realizada al inicio de la actual administración, por la presidenta Michelle Bachelet. La excusa para la negativa fue que se había terminado el dinero. Finalmente llegaron a un acuerdo y la huelga fue levantada. Sin embargo, ese no es la única oferta fallida, en circunstancias similares se encuentran el sector educativo, el de salud y los investigadores científicos. La población ya se arrepiente de haber electo por segunda ocasión al gobernante de izquierda practicante de la economía ficción. Todo lo actual impide que recupere sus niveles de popularidad descendentes desde el momento en que, antes de iniciar su mandato, se descubrió el trinquetaso que pretendían armar su nuera y su hijo con unas tierras agrícolas. Pero la corrupción no es privativa del sector público.
En el privado, existe una denuncia una denuncia de colusión entre los productores de papel higiénico y las acusaciones judiciales han aparecido. Para completar el cuadro, el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezatti tiene que acudir a los tribunales para defenderse y argüir que el arzobispado nada sabía de los actos de pederastia que cometía el sacerdote Fernando Karadima. Por lo que respecta a las instituciones de educación superior, pese a las limitantes económicas, las serias siguen preparando a sus estudiantes para que enfrenten el futuro con mejores y mayores herramientas, a la par que la proliferación de otras simplemente, como en nuestro país, encubren analfabetas funcionales. Y en ese contexto, la vida sigue día a día.
No obstante las dificultades que afronta Chile, nos quedamos con la imagen de Valparaíso, Viña del Mar y Santiago como ciudades, que aun con problemas, se proyectan plenas de luz y con la postura amable que observamos en sus habitantes en quienes, a pesar de que la economía no pasa por sus mejores momentos, percibimos una actitud positiva y dispuestos a enfrentar el día a día confiados en que lo de ahora es pasajero. Esa fue la primera parte, la semana próxima les comentaremos sobre cómo fue nuestro otro acercamiento con el sur del mundo en Argentina. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (1): En 2013, el Premio Cervantes de Literatura fue sobajado y devaluado hasta alcanzar fondo al entregárselo a la princesita plagiaria, Elena Poniatowska Amor. Afortunadamente, hoy, recupera su grandeza cuando el laureado es un escritor de la talla de Fernando Del Paso Morante. RVR

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