Noé Mondragón Norato

Peña Nieto: por el aplauso fácil; Guerrero arde

Peña Nieto: por el aplauso fácil; Guerrero arde
Periodismo
Enero 13, 2016 09:07 hrs.
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El subconsciente lo traicionó. Por eso el presidente Enrique Peña Nieto, se vino presuroso a Guerrero. No tanto para reafinar el Plan Nuevo Guerrero y anunciar el compromiso de revertir el escenario de la inseguridad, sino para recibir el aplauso fácil y cómodo de la clase política guerrerense, por la captura del famoso narcotraficante, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, El Chapo. Extraña que el ejecutivo federal acudiera a Guerrero, en una coyuntura social en la que justamente, el crimen organizado ha vulnerado sensiblemente a las instituciones. Y dejado regada una estela de sangre cotidiana marcada por la impunidad. Las claves de la repentina visita presidencial deben leerse obligadamente, en dicho contexto.
PEÑA Y EL ESTADO QUE ARDE.- Pese a los optimismos desbordados de un priísmo que se refocila con el poder público, los eventos violentos no cesan. Y en ese sentido, tres coyunturas marcaron la visita de Peña Nieto: 1.- En Acapulco, las ejecuciones y los descuartizados son cosa de todos los días. Hubo varios un día antes de la visita presidencial. Pese a ello, el presidente se pronunció por lograr “la entidad próspera e influyente que queremos”. Sin percibir que desde el arribo de Héctor Astudillo, al gobierno estatal, ambos han vivido encerrados en una burbuja. En la que por supuesto, dan como un hecho consumado el combate a la inseguridad y a la violencia producida por los grupos delictivos. Pero las realidades sangrientas terminan por desmentirlos. Una y otra vez. Y por incompetencia, los gobiernos también deben ser destituidos. 2.- Peña Nieto arribó a la entidad y se llevó otra sorpresa: la inminente creación de la Policía Ciudadana Tecampanera en el municipio de Teloloapan, conformada por integrantes del Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón (MAAC). El surgimiento de dicha autodefensa surge por dos situaciones concretas: la forma impune y holgada con que operan supuestos miembros del grupo delictivo La Familia Michoacana. Y la ausencia de autoridad que les haga frente. O la complicidad de las mismas. Lo cual ha generado un estado de cosas pútrido. Es una mala señal. Pero el presidente del país, ni por asomo dijo algo al respecto. Buscaba sobre todo, el aplauso en un ritual político al que acudió la mayoría de los políticos guerrerenses. Hasta los diputados del Congreso local que alteraron su agenda legislativa para acudir al consabido besamanos. Lo único cierto, real y tangible, es que toda la entidad arde. Y ni la visita presidencial pudo opacar los potentes destellos de fuego. 3.- En el municipio de Arcelia, un grupo delictivo se llevó a 17 personas el pasado domingo. Dos días antes de la visita de Peña Nieto. Y el lunes, sicarios se llevaron del municipio de Ajuchitlán a cuatro maestros y al director. Es decir, la Tierra Caliente se convirtió en una región donde el crimen tiene manga ancha, pese a la ruidosa y vistosa presencia de policías Federales y Estatales. Era un tema obligado en el discurso presidencial de ayer martes en el Gran Forum Mundo Imperial de Acapulco. Pero no. El presidente deliberadamente, le dio la vuelta. Habló de manera general y hasta ambigua del combate a la inseguridad. Puso énfasis en el Plan Nuevo Guerrero, cuya inversión de 2013 a la fecha ha sido en las cuentas torcidas de la federación, de 36 mil millones de pesos aplicados presumiblemente, en más de mil obras. Sobre todo en infraestructura de caminos y carreteras que no se ven ni se advierten por ningún lado. Y para este 2016 estarían comprometidos otros 9 mil millones de pesos. Así, la realidad de Guerrero fue soslayada por el presidente Peña Nieto. Y el gobernador Héctor Astudillo, fue su principal aplaudidor. Al final, para ellos en Guerrero no pasa nada. Su burbuja los sigue protegiendo.
HOJEADAS DE PÁGINAS…De meterse al río Huacapa con botas de hule, pintar rayas en asfaltos de carreteras y desbrozar a machete abierto jardineras y camellones, el edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, inauguró una nueva faceta en su atropellada, ridícula y risible gestión como alcalde: como moderno Rey Midas, tiró dinero –billetes y monedas- a los asistentes a un jaripeo, en la comunidad de Amojileca. El punto es si los recursos eran de su bolsa. O del presupuesto municipal, lo cual contravendría su papel como edil, pues esa no es la forma correcta de aplicarlo. La pestilente Auditoria General del Estado (AGE), tiene mucha chamba al respecto.

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