¿Podrán las alianzas?


Ramón Zurita Sahagún

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¿Podrán las alianzas?
Periodismo
Enero 15, 2016 08:17 hrs.
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Los partidos políticos consideran que yendo en montón crecen sus posibilidades de triunfo en la competencia electoral.
No les importa que en algunos casos sus ideologías sean sumamente disímbolos, ya que primero es la ambición el poder público y después cualquier otro tipo de intereses.
La feroz competencia entre nueve partidos con registro nacional y una serie de pequeños partidos estatales, convierte en una lucha despiadada los procesos electorales.
Cada uno de los partidos busca en su beneficio el respaldo de otros que son considerados minoritarios, con los que establecen coaliciones y alianzas de todo tipo, con tal de obtener los votos suficientes para ganar en las urnas.
No importa que al final el poderoso solamente reparta migajas entre sus aliados y no cumpla con los compromisos de campaña, para sus socios y muchos menos con los ciudadanos. El otrora poderoso PRI sabe que no le alcanza su voto duro para ganar en la mayor parte de los estados en los que se desarrollan elecciones, por lo que recurre a jalar a los partidos minoritarios, los que reúnen grandes expectativas por esas alianzas.
Hay una serie de partidos que saben que jamás ganarán una elección, por lo que se cuelgan de esas alianzas, vendiendo caro su respaldo, como es el caso de Nueva Alianza, partido que en algunas ocasiones se alía con el PRI, pero en otras lo hace con Acción Nacional, dependiendo cuál de ellos ofrece más.
El Partido Verde obtiene siempre más de lo que vale en sus transacciones con el Revolucionario Institucional, partido que ya hasta les regaló una candidatura a gobernador y posiciones de privilegio en el Congreso de la Unión.
Para la contienda electoral del cinco de junio, el Partido Encuentro Social (PES) se convirtió en un atractivo gozne, ya que sus votos pueden definir una de las varias elecciones que se advierten como sumamente cerradas. Esos son los casos de Veracruz, Durango, Tlaxcala, Aguascalientes, Tamaulipas, Oaxaca y Zacatecas, principalmente.
De ahí que el llamado PES sea visto con buenos ojos para aportar los votos necesarios para un triunfo electoral.
Una de las alianzas que más llama la atención es la concertada por panistas y perredistas, que, por lo pronto, abarca cuatro estados del país, en los que esperan vencer con el respaldo de estos partidos.
Durango, Zacatecas, Veracruz y Oaxaca, son parte de esa armonía formada por el partido de la derecha y el principal partido de la izquierda.
Para formar la alianza, los socios decidieron que en Durango y Veracruz el candidato será postulado por Acción Nacional y el PRD va de respaldo. En Zacatecas y Oaxaca el abanderado de la alianza sale de las filas del PRD, avalado por Acción Nacional.
Decididos a arrebatar el mayor número de triunfos a los priistas, panistas y perredistas esperan todavía sacar otras alianzas, las correspondientes a Tlaxcala, Tamaulipas, Sinaloa y Puebla, entre otros.
Hace seis años, esa misma alianza ganó en los estados de Puebla, Oaxaca y Sinaloa, con candidatos que habían militado alguna vez en el PRI y que ahora fueron avalados por ellos.
Gabino Cué Monteagudo fue la apuesta de la izquierda en Oaxaca, Rafael Moreno Valle Rosas, la de los panista en Puebla y un híbrido “Malova” (Mario López Valdez) en Sinaloa.
Los tres ganaron con amplitud a los candidatos postulados por el PRI, aunque en el terreno de los hechos la alianza no funcionó.
En Oaxaca de todos es sabido como Cué Monteagudo dejó hacer lo que quisieron a los integrantes de la sección XXII del magisterio, con lo que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se convirtió en cogobernadora del estado.
Panistas y perredistas se vieron desplazados por el gobernador, que jugó cerrado con su primer círculo de funcionarios, beneficiando a unos cuantos y distante de los compromisos contraídos en campaña.
En Puebla, Rafael Moreno Valle mantuvo inquebrantable su propósito de convertirse en candidato del PAN a la Presidencia de la República, se distanció de varios de sus principales colaboradores y solamente busca que su “delfín” Antonio (Tony) Gali gane la elección del cinco de junio, para continuar en su tránsito a convertirse en el abanderado presidencial del PAN.
Mario López Valdez resultó un castigo terrible para los sinaloenses que lo apoyaron, aunque algunos de ellos resultaron beneficiados, mediante posiciones cómodas otorgadas a sus hijos o familiares cercanos, aunque panistas y perredistas fueron relegados de los principales cargos de gobierno.
De esos tres estados, solamente en Oaxaca se ratificó la alianza entre PRD y PAN, pero, hasta ahora, no se ha conseguido en Puebla y Sinaloa, entidades en las que el PAN puede ganar, aunque le harían falta los votos de esa izquierda que puede inclinar la balanza en contra, mientras que en Sinaloa solamente un milagro le arrebataría la victoria a quien resulte candidato del PRI.
Tlaxcala se veía como u apetitoso bocado para esa alianza que nos e ha concretado y de ir solos PRD y PAN, los priistas podrían conservarla.
Tamaulipas se aprecia como una entidad sumamente competida, con un PAN bien posicionado y unos ciudadanos hartos de encontrarse sometidos a la delincuencia organizada, sin que el gobierno estatal haga algo para contrarrestarlo.
Chihuahua se advierte como un paseo para el Revolucionario Institucional y en Quintana Roo tendría que producirse un rompimiento con uno de los prospectos priistas para convertirlo en un problema.
Veracruz se aprecia como un estado a modo para esa alianza y Durango es una entidad en la que el PRI podría salir raspado, mientras que en Zacatecas priista y morenos podrían disputar el gobierno estatal.
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