De Frente.

Rudeza innecesaria contra Evodio Velázquez

Rudeza innecesaria contra Evodio Velázquez
Periodismo
Enero 25, 2016 19:51 hrs.
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Miguel Ángel Mata Mata › guerrerohabla.com

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Esta semana hablaremos de un delicado tema: la frágil diferencia entre los conceptos de soberanía y soberbia.
El fin de semana estuvo en Chilapa, Guerrero, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong. Denunció que el secretario de seguridad pública de Acapulco no aprobó los exámenes de confianza del gobierno federal y que para lograr el cargo presentó un título falso. Al día siguiente el funcionario municipal fue destituido.
El golpe fue directo al hígado del presidente municipal de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre. Las redes perversas. Los chantajistas de siempre. Los ignorantes de su propia Constitución, se dieron un festín: insinuaron que Evodio debería doblar las corvas y obedecer de inmediato al secretario de gobernación de México.
Esos críticos funcionales han leído poco o nada de la Constitución Política Mexicana. Miguel Ángel Osorio Chong violó al menos un artículo constitucional, el 39 que señala que la soberanía en México reside en el pueblo, mismo que elige a sus representantes que le gobiernen.
¿Quiénes son esos representantes a los que el pueblo elige, según también los artículos 40 y 41 de la Constitución?: son los regidores, los presidentes municipales, los diputados locales, los gobernadores, los diputados federales, los senadores y el Presidente de México.
Ellos son la encarnación del artículo 39 Constitucional que dice: La soberanía emana directamente del pueblo.
LA RUDEZA
En la obesa estructura burocrática que existe en México los funcionarios de elección popular tienen empleados. Presidente, Gobernadores y los dos mil 500 alcaldes del país les llaman “mi gabinete”. Los regidores, diputados locales y federales y los senadores les llaman “mis secretarios técnicos”.
A estos burócratas el pueblo no les otorgó, mediante la representación popular que es el voto, mandato alguno. A ellos los designó su amigo el presidente, el gobernador, el alcalde, el senador, el diputado federal o local, o el regidor, según sea el caso. Ellos son empleados.
¿Se imaginan a un empleado regañando al jefe? Pues eso fue lo que pasó en Chilapa. El señor secretario de gobernación, empleado del Poder Ejecutivo Federal, regañó al presidente municipal de Acapulco, quien ha sido electo por el voto popular y, por tanto, representa a la soberanía.
Veamos bien las cosas: Osorio no le jaló las orejas al ciudadano Evodio Velázquez Aguirre. Le jaló las orejas al pueblo de Acapulco que ha elegido a Evodio como su representante. El empleado, pues, ha regañado al jefe.
INNECESARIO
Evodio Velázquez, lo mismo que Héctor Astudillo, son la representación viva de la misma soberanía que el Presidente Peña Nieto, según la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ninguno es mayor que el otro: todos emanan de la representación que les dio el pueblo mediante el voto.
La rudeza de Chong evidencia que el gobierno federal ha violado la Constitución; legitima la tiranía, como lo señaló Emilio Rabasa hace cien años, y pretende avasallar mediante el regaño de un empleado a un poder municipal que, aunque débil y cuestionado, ha sido electo por el pueblo. Se llama rudeza innecesaria.
CONCEPTOS DE
SOBERANÍA
La soberanía es, según los diccionarios “el que está por encima del resto”. Durante la Revolución Francesa, el ciudadano ocupó el lugar del soberano: el poder de todos, en lugar de uno. Soberano, según ello es el que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente. Es el muy grande, elevado o extraordinario.
Jean Jacques Rousseau sostuvo que quien tiene el derecho a ejercer la soberanía siempre es el pueblo. Sin embargo, cada individuo se enfrenta a la dualidad de actuar como soberano pero también como súbdito de manera simultánea.
Estas características hacen, para Rousseau, que todos los ciudadanos sean iguales y puedan conducirse con libertad. No hay una persona específica que mande, sino que las órdenes son emanadas de un sujeto sin determinar que viene a representar la voluntad de la gente.
Además de todo lo citado, podemos determinar que soberanía es, también, una palabra que en la antigüedad se empleaba como sinónimo de soberbia o de orgullo.
Ésta acepción va en consonancia con el término soberano con el que está en relación, que era el que “estaba por encima del resto”.
Tal vez el Secretario de Gobernación se ha confundido. La Soberanía plasmada en la Constitución da el mandato al pueblo que, en el caso de Acapulco, está representada por el presidente Municipal.
Lo contrario es, como dice la vieja acepción: soberbia, que representa a un individuo por encima del resto

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