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Sarcasmos 116

Sarcasmos 116
Política
Abril 07, 2015 16:23 hrs.
Política ›
Guillermo Farber › diarioalmomento.com

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¿Cuál es la manera más segura de acabar con un millón de pesos en la Bolsa? Empezar con dos. / “Jefe, ¿me puedo ir temprano? Voy a ser papá.” Al otro día: “¿Qué fue, Ramírez, niño o niña?” “No sé, se lo digo en 9 meses.”

GERMANWINGS

“Germanwings estaba por bajar la cortina definitivamente ANTES del accidente. Ahora, en cualquier momento, kaput. Le sale más barato a Lufthansa desintegrar la aerolínea filial. Y de hecho ya estaban por desaparecerla. La nueva se va o se iba a llamar EuroWings.”



DE RISA LOCA

La aristocracia solía ser una cosa muy seria. Ahora es un sainete de risa loca. Dime si no. Wikipedia en España: “Los títulos nobiliarios son otorgados por el rey, que también sanciona cada una de las sucesiones en los mismos. Hasta su abdicación el rey Juan Carlos I otorgó 55 títulos nobiliarios a personalidades de la vida política, cultural y económica de España, entre ellos el ducado de Suárez al expresidente de gobierno Adolfo Suárez, el marquesado de Iria Flavia al premio Nobel de Literatura Camilo José Cela, el marquesado de Vargas Llosa al también premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, o el marquesado de Del Bosque al entrenador de la selección nacional de fútbol española Vicente del Bosque González.”



AZÚCAR

La primera imagen televisiva política que me impresionó fue hace 45 años, cuando Luis Echeverría (presidente de 1970 a 1976) protagonizó en Los Pinos una de aquellas sesiones maratónicas que tanto le gustaban: severo, con cara de palo y la mirada perdida en el infinito, sentando durante horas y horas en su silla sin ir al baño ni comer ni gesticular ni moverse (las malas lenguas decían que tenía una tripita conectada al pizarrín y una bolsa de hule escondida en la pantorrilla), mientras su gabinete analizaba al infinito el “grave” problema del precio del azúcar y su impacto en la calidad de vida del pueblo mexicano.



Por cierto, en ese momento el mero chipocludo de la televisión mexicana era Emilio Azcárraga Vidaurreta, papá de El Tigre y abuelo del actual dueño de Televisa (creo que don Emilio no se definía como “soldado del presidente” pero, como buen conocedor de la realpolitik mexicana, actuaba como tal).



Desde entonces yo medio entendía lo que hoy es sabiduría común: que el azúcar, lejos de ser un alimento fundamental en la dieta humana, es un veneno letal a largo plazo, esencial en la proliferación de la diabetes y de los padecimientos cancerosos, por ejemplo (confieso que la sigo consumiendo, a pesar de todo, si bien lo menos que puedo).



Pero bueno, entonces esta era una idea no sólo políticamente incorrecta sino hasta herética e impía.



Claro que en realidad, como en todas los acciones de Echeverría, el jaloneo real no era por el bienestar del pueblo, sino por ese instrumento de poder económico y político que desde el siglo 16 era la industria azucarera (sembradíos, ingenios, comercialización, sindicato) y que había llegado en los años 40s a servir como soporte central del poder de la dinastía fundada por Aarón Sáenz Garza (1891-1983), abogado, militar y político cercanísimo a Plutarco Elías Calles y figura destacada de la política mexicana durante varios decenios (gobernador dos veces, regente del DF, diputado, secretario varias veces, embajador, candidato presidencial).



Como buen celoso del poder, se dice que a Echeverría le incomodaban los poderes económicos competidores (especialmente, como continuador del poder regional jalisciense de los Zuno, le escocían los poderes de origen regiomontano como el de Sáenz Garza y el de otro Garza: Eugenio Garza Sada, mandamás del Grupo Monterrey y entonces dueño de Televisión Independiente de México, canal 8, mi primer empleador; ahí comenzó su carrera televisiva Chespirito como el Chavo del 8).



Ergo, Luis Echeverría tenía que disputar el bastión azucarero, y qué mejor pretexto que la noble causa de “defender un elemento fundamental de la dieta del pueblo mexicano”.



OOOOOOMMMMMM
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.



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